Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

domingo, 10 de diciembre de 2017

La tarde




La tarde

La tarde ingresa a través de la ventana con su  diáfana y difusa luz de las dieciocho; mis codos desarmados sobre la mesa de madera, que el bar de la esquina inserta en la tarde, extiende mis brazos sobre la tabla y abre mis manos como una camelia florecida. De la tarde ingresada sobre la luz del día un pájaro canta su dulce estrofa. De mis manos abiertas solo se esperan unos abanicos pensados como higueras, un ramal de dulces trinos cantando sobre cada dedo. El viento del oeste seca la tierra, y el pueblo se seca: consecuentemente. Es verano pampa, de esos tiempos irreales donde el calor hace una estatua de sal y de arena en cada plaza de jolgorio. Los niños no tienen reparo del sol y ven en él al amigo con hamacas. Un viejo temeroso y ajado, de muchas arrugas como un bicho en crisálida agonía, sumerge su cara negra abajo de un enorme gomero. Y la tarde se va cayendo como un embate en un golpe de box, pasa de su luz a su renegrida sucesora noche.





1 comentario:

  1. Qué bello decir de una estampa poética en una tarde de verano. Extrañaba leer estos maravillosos escritos que me trasladan en el tiempo a quién sabe qué lugar. Gracias Javi.

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