Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

sábado, 21 de febrero de 2015

Filosofía sin conclusiones



Filosofía sin conclusiones


 Y entonces me puse a pensar. Interrogué mi psiquis. La hostigué, le di cuerda. Como si fuera calesita de plaza me mantuve alerta a cada idea rezumbona y sortija. Cogito ergo sum. Introspección, intuición, deducción, cálculo áurico, belleza resbaladiza que no quiere ser contenida en conceptos. Toda la tarde así, les juro. Toda la tarde entera. Hasta que la luna llena vino a mi ventana. Pensando. Después un rayo de luz. Así, fantasmal. Una luz de conciencia en la noche de verano. Entendí el porqué de esto y el porqué de aquello. En realidad, todos los porqués. Ni los caballeros de la mesa redonda buscando el elixir pudieron llegar tan lejos. Yo, señores y señoras, Colombo de América, acabo de descubrir la piedra filosofal. Y está adentro. No es cosa, no es entidad, objeto externo por decirlo de alguna manera. Está en el alma, psiquis, conciencia... cerebro. Es y está dando vueltas en mi cabeza. Y bueno. Es hora de publicarla. La verdad es… la verdad es que… la verdad creo que… ¡La puta, che! Se me volvió a escapar.    




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