Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

sábado, 29 de noviembre de 2014

Fin de mes



Fin de mes

La vidriera limpia, lisa, fría. Adentro, olor a café con leche. Más adentro todavía, sabor a café con pensamiento monológico, dubitativo.

La mesita se mueve un poco a razón de un vaivén entre patas desparejas. La taza, vacía, todavía tibia, manchada por adentro de marrón claro, con una huella de un labio inferior sobre el reborde, rosada.

Las piernas depiladas una sobre otra y un pie inquieto zarandeando un zapato negro de taco aguja, relucen por debajo de la mesita. El pelo, suelto, morocho, negro brillante, en ondas, llega hasta la tabla y, como una cortina que se abre hacia los costados, recorta la visión panorámica de la tarde a un solo acto de conciencia.

De vez en cuando, María levanta la cabeza y ve a través de la vidriera limpia, lisa y fría el sábado que le devuelve con un ir y venir de coches, naves terrestres que se deslizan mano norte y mano sur por la avenida.

A cada erección de cabeza el agua con gas va disminuyendo el nivel adentro de la botella transparente y burbujeante, y los sobrecitos abiertos de edulcorante en polvo aparecen anaranjados y desparramados alrededor de las blancas servilletas.

Ahora, María, ha dejado de pensar.

Quizás por cansancio; quizás porque su conciencia llegó a una conclusión resolutiva y redonda.

Entonces, con un movimiento rápido, astuto, casi desprovisto de pudor, se levanta y sale. Sin pagar.


El mozo, el encargado y, también, un cliente de muchos años tardan en decidirse a correrla y eso le permite, a María, desaparecer.


viernes, 28 de noviembre de 2014

El calendario




El calendario


La ola me atraviesa y voy formando parte de su espuma. Rabioso, el mar se funde en mi sangre que se enfría con sal. No obstante, mantengo de pie la vida y la costumbre de ir y venir con el tránsito por las arterias de Buenos Aires, hasta la oficina pegada a un cielo incapaz de mostrarse. Veo por entre las rendijas de ese smog de carpetas e informes,  por detrás de ese humo de gas que me viene de golpe cada lunes, una estela, un brillo, una reverberación de agua, de cielo y de arena que contengo en algún hueco entre una imagen fantasmagórica y una foto postal.

La ola me atraviesa y voy formando parte de ella. Soy el mar embravecido y sus olas enormes. Despierto o soñando, miro, sin que las otras miradas logren saber, la foto en movimiento y a mí, metido entre la espuma, mezclado con el frío que me pasa a la sangre y me lleva a un horizonte distinto, más allá de las paredes, de las fotos o los pasillos. Toco el turquesa con la yema de mis dedos, pero al mar no le alcanza mi mirada. Voy siendo metido hacia arriba de la primera ola y mi sangre ya está hecha de agua que cambia de turquesa a azul marino, y después a verde y a violeta.

Y soy el mismo. Aquí y allá. Una parte entre estas paredes y la otra siendo parte del revoltijo salado.





miércoles, 26 de noviembre de 2014

Literatura vs Manifiesto



Aunque parezca mentira, los compromisos mayores están contenidos en los que han de llamar menores. Un manifiesto pierde su fuerza al lado de una historia mínima. El manifiesto por ser denotación de compromiso no llega más allá de la conciencia. Una poesía, un relato simple puede rever la actitud del lector y transformarla. Lo que se dice entre líneas llega más lejos que lo evidente.


lunes, 24 de noviembre de 2014

Enunciado



Enunciado

Las palabras despojadas, de boca, de papel, de lápiz, que se acumulan y se elaboran en el silencio, empiezan a chisporrotear ideas sueltas que circunvalan la conciencia una y otra vez hasta alcanzar una construcción bimembre con el verbo pensar en el modo indicativo y tiempo presente simple que lleva la respectiva flexión de persona y número debido al sujeto expreso de la primera persona del singular que lo antecede. El verbo conjugado, seguido del que, encabeza el compromiso.



Un paraguas perdido



Un paraguas perdido



Uno, sencillo, con una rutina de años, empieza. Suena el despertador, abre los ojos desembarazándose del sueño inconcluso, se incorpora y se sienta en la cama con los pies en las baldosas verde oscuro. Uno, sencillo, mira por la ventana el día y el tiempo; enseguida enciende la radio para, adivinando el pronóstico, entrar a pensar en un paraguas. La radio dice probabilidad de tormentas y lluvias aisladas.

Los paraguas simples, sencillamente se pierden. Desaparecen de la faz de la memoria. Se olvidan en algún paragüero incógnito, o debajo del asiento del colectivo, o en su defecto se rompen: se dan vuelta como medias negras y terminan, de mala muerte, en un tacho de basura  empotrado en un rincón hostil de la ciudad.

Uno, sencillo, se lava los dientes pensando en el paraguas. Uno, tremendamente preocupado sigue pensando en el paraguas mientras se va vistiendo despacio y parsimoniosamente. Mecánicamente y, si no fuera por el paraguas, con la mente blanca.

Uno, sencillo, simple, preocupado por la ausencia física del paraguas, elabora en el desayuno una imagen mental simple, sencilla de un bastón dado vuelta y de un arco en la punta que se va pintando de negro y, ahora, la mente, el cuerpo y la rutina es solo un paraguas ausente que se desea por hoy y que no tendrá hasta vaya saber cuándo.

Uno, sencillo, preocupado, pensando llegar seco a la oficina, sale. Afuera.

Desde algún sitio insospechado (vaya a saber qué nube, qué rincón gris del cielo), caen  desde arriba, desde allá arriba, como adelgazando la atmósfera, cada vez más, chispas de agua. Chispas apenas molestas que no mojan la cara, sino que la enfrían castigándola suave como agujas de acupuntura. Al rato, esas mismas chispas de agua que venían quebrando y adelgazando el espacio debido al aumento en cantidad, empiezan a engrosarse, a crecer de tamaño, de modo que uno simple y sencillo empieza a sentir ahora la humedad líquida en la cabeza, en la cara y en los hombros. Repiqueteando.


Un rugido, un bramido, un simple y sencillo pero tremendo trueno consecutivo a un fogonazo del cielo negro es el comienzo, la presentación de la lluvia pronosticada y propiamente dicha. Puerta que abre el torrente para que empape a uno desde allá arriba, desde algún punto insospechado mientras uno, sencillo, preocupado, con un paraguas en la mente, se moja. Terriblemente.




domingo, 23 de noviembre de 2014

Devenir



Uno no cambia ni crece, ni envejece tampoco. Uno va haciéndose --cada vez más visible-- hasta que de golpe, desaparece.


La bóveda verde




La bóveda verde

Descanso en una tarde de noviembre. Adivino el fulgor del sol y la correspondiente reverberación en las láminas de las hojas de estos nísperos que llevan años de cara al cielo. Veo como esa luz logra, en parte, colarse por entre el ramerío perenne (los pequeños huecos que las copas unidas han dejado al descubierto dejan que trozos de cielo azul eviten una sombra compacta), blanca o blanca amarillenta, y llegar a pasar en forma de haces polvorientos (miles de partículas ínfimas se suspenden y levitan por la zonas iluminadas de la atmósfera abovedada) por el aire resguardado al viento hasta depositarse, plenos pero de borde irregular aunque rectos, sobre mí y sobre la hojarasca algo húmeda y, porque lo sé, crujiente. También, veo esta luminosidad casi inmanente que no llega al suelo, sino hasta mis ojos y derrama cierto espectáculo de pantallas verde amarillentas como lámparas de color. Hojas traslúcidas que contrastan con en cielo raso natural verde oscuro. Entre los dos árboles que comparten la misma copa se sostiene tensa la paraguaya. Descanso relajado y tibio como noviembre, sin frío, sin calor, sin lunes. Sostenido por la paraguaya que se sostiene debido al ramerío que, a su vez, es sostenido por los troncos y las raíces y la tierra, leo Nadie nada nunca de Juan José Saer y me dejo llevar por su influencia.

   

La verdad incógnita y la búsqueda incansable



Muchas teorías científicas --por ser científicas y comprobables-- tienen legitimidad. Lo importante para la civilización moderna es que sea científica y verificable y no que se corresponda con una Verdad. Muchas teorías científicas y verificables del pasado han quedado obsoletas y superadas por otras nuevas teorías científicas y verificables que serán, luego, superadas por otras futuras. Pero es imposible ajustarse a todos los casos, a todas las evidencias, para dar verdades de todo. A fin de cuentas, la ciencia --regida por la lógica y la razón, y aunque tenga un resultado muchas veces eficaz (porque no por construir un puente sabemos la realidad de eso que llamamos gravedad)-- es también un acto de fe. A veces, la razón y la fe parecen ser opuestos de igual fuerza. Positivismo por un lado, religión por el otro. Y yo creo que quienes se aferran a la ciencia son seres también creyentes. O por lo menos tienen la misma actitud existencial que quienes se aferran a su espiritualidad. Solamente los escépticos son incapaces de esa búsqueda de verdad.


viernes, 21 de noviembre de 2014

Amor

Amor


Porque quiero que mi  vida querida quiera quererte.
Porque con el viento de tu pecho empiezo,
Por portales y ventanas, a poblar mi verdad
Y el amor misterio tímido de momentos y memorias
Que queriendo quise y pude llorar. 
Porque tu voz  silenciosa sondea la sabia sedición de los soldados,
Porque el lamento se lava con el solo cielo azul de tu luz.
Porque soy sediento de vos y no de juramentos a Dios
O a la Bandera
Que me trajo al mundo pero que ni por madre he de jurar. 
Soy ciudadano soberano y esclavo de tu cuerpo,
Lugar y templo de mi sexo.
Así será siempre y sin aviso:
Tu alma y la mía en un solo crisol.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Quién

Quién

Uno, sólo uno. Soy, no de azúcar (la lluvia no me lavará). Pero sólo soy uno solo. La vida se me dio, sin permiso ni por premio de nada. Es. Ni dichosa (aunque sea), ni triste (aunque sea). Es. Y estoy solo con ella. De ella he de encargarme, con ella haré mi existencia y mi pasar, solo. No hay nadie, nadie habrá --por más manos que me echen-- alguien que responda los porqués de mi dicha o amargura. Soy yo, gris de silencio en verdades. No tengo ni una sola verdad. Pero sí una sola certeza: estoy para ganarle a la lluvia.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Fin

FIN

Las luces no están encendidas; las luces jamás se encenderán. El cielo raso invisible; el piso de baldosas, invisible. La ventana, marco del cielo sobre el que se posan las miradas, destella. Noche. Tumulto de sueños que se pegan y se amontonan. Más allá, del lado de la carretera con los focos apagados, un croar entre los pastizales y la laguna. Llegó el día., la noche en realidad. La noche de todas las noches que vigilan los lobos. Aullido. Manada de aullidos que conforman un unívoco llamado a la luna. La luna y las estrellas. La luna y las estrellas van como órbitas errabundas a sumergirse en la laguna. Del brillo, de la luz del cielo de fondo negro, solamente quedan las luciérnagas, al ras de la tierra. De a poco, ellas también pierden su energía. Ahora, ni las lámparas, ni las estrellas, ni la luna por rebote del sol, ni los bichos, ni nada que pueda aparecer como brote de razón, ojos, conciencia, limbo de luz, se…proyecta en ninguna superficie, en ningún color. Desaparecemos. Somos invisibles y las miradas se apagan al mismo tiempo que el fin del mundo, que el fin del sol.



domingo, 16 de noviembre de 2014

Voz


VOZ

Yo sigo (porque nací para eso).
Quieto o andando (porque avanzo en la quietud).
sigo (y estoy siguiendo, andando todavía).
Retenido (a veces).
Suspendido (muchísimas).
En libertad (siempre aunque preso).
Sigo.
Preso (el mundo está esclavo) 
o volando( la libertad es gaviota que pasa),
yo sigo.
Callado (no por vergüenza),
amordazado ( porque la verdad no conviene),
cantando (por feliz),
sigo.




sábado, 15 de noviembre de 2014

Demagogia

DEMAGOGIA

Pensar. Vagar primero errabundo por la mente blanca de la nada misma. Luego, pensar. Ponerse a hacer el ejercicio de ver por detrás de los ojos el quid de la cuestión, la intríngulis más justa y puntual del problema, el tema formidable y conciso que dé lugar al razonamiento lógico más eficaz y consiente que determine un fluir de premisas y conclusiones, conclusiones y nuevas premisas que nos hagan llegar a una mentira (hermosa por donde se la mire) y largarla al viento en todas las montañas y los ecos, para que se repita incansablemente hasta cubrir las cabezas de toda la multitud del pueblo y, así, embellecer la democracia y elaborar un manifiesto o discurso de principios falsos y perversos que contagien, como con píldoras alucinógenas, el corazón de una millonada. Así. Felicitaciones: en primera vuelta por mucho.



Sueño

SUEÑO

Duermo. Sé que estoy durmiendo y tengo plena conciencia de las sábanas que me envuelven, pegoteadas por el calor de la noche de noviembre. Duermo y soy plenamente vigilante de mi estado somnífero. Pero duermo sin sueño: es como una blancura de leche en mi consciencia que no deja asomar ni las narices del inconsciente. Pensándolo bien, toda la teoría freudiana se cae. Pero… ¿qué veo? Ahora un caballito de mar, mi sueño es un caballito de mar colorado y con el fondo blanco que se va tiñendo de a poco de turquesa o azul francia. Y entonces viene Freud, montado ahora en el caballito rojo de Poseidón y me hostiga diciendo que tengo un deseo sexual, que el caballito es un símbolo de virilidad y que quiero copular con la vendedora del acuario que visité ayer. La teoría freudiana resurge de nuevo y empiezo a soñar con Mariela vestida de agua, hecha sirena, arrojando caballitos de mar y ostras con perlas. Yo me envalentono y empiezo a soñar en serio que voy nadando hacia ella en mi caballo rojo como un sagitario echando espuma por la boca, que la agarro y la abrazo con mis brazos, pero que todo se vuelve negro: ya no hay caballitos ni sirena, ni tampoco azul marino o Marielas. Negro fondo oscuro y ninguna imagen o cuerpo adelante. Una cortina opaca que se cierra definitivamente. Ahora una luz se enciende y el sol se asoma por la ventana donde vienen a posarse todos los amaneceres.




sábado, 8 de noviembre de 2014

Provocamiento

PROVOCAMIENTO

A vos, che. A vos que venís a repentarme la tulina,. Te digo que la próxima vez vas a tener que rayarte por el coludo y no va haber tutía. Metete los pendorchos por la aguja del referendum y no te agaches a la trompeta que te voy a encaretar. Te la pasás diciendo paluponadas y después te la das de calenturiento. Vení, vení, vení. Que te doy con la tormenta y te sacudo los revientos. Sos un pelandro pelinchueto y cocotudo. Vení. Te espero con la radiomanga debajo de la belitera.



jueves, 6 de noviembre de 2014

Crisis




Restar, restar, restar.
Disminuye, disminuye, disminuye.
Números en rojo.
Entretanto, sube el agua.

Primero hasta las pantorrillas. Luego,  hasta la cintura sin percatarnos de las rodillas. Ahora el agua a la altura de los codos. Ahora, en el cogote (subiendo). Finalmente, nos tapa.

Agua negra, barrosa y fétida. Opaca, un bloque líquido impermeable: incapaz de mostrarnos una imagen. Así, por encima de nuestras cabezas.

Uno- Tres veces vino desde el fondo de un sueño mal dormido la idea de empezar a salir a flote con la brazada y la patada más próspera. Después de varios intentos, desistí porque llegué a comprender otra mejor cosa.

Dos- A veces, no se trata de nadar hasta la superficie. A veces es cuestión de hundirse uno todavía más de lo que determina el agua: nadar para abajo, nadar bien hasta el fondo, llegar al piso del mar que nos comió.

Tres- Así fue como hallé tanteando el tapón. El mar tiene tapón y al quitarlo, desagota.



martes, 4 de noviembre de 2014

Tu nariz



Tu nariz

Por tu nariz entré como un caballo
Enamorado y loco.
Sustancia que inspira la vida y me quita la muerte; las penas, la rutina.
El resto de tu cuerpo me incita a desnudarme
Por esbelto, tostado y tímido,
Pero tu nariz me desnuda la sonrisa, me desnuda las palabras, me desnuda la vergüenza,
Me desnuda la razón.
Y no quedan mentiras ni miserias:
Soy un hombre bueno a causa de vos.
Es el iceberg de tu alma y la punta del tambor que toca desnuda
La pasión de los dos.