Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

miércoles, 27 de mayo de 2015

Diálogos sabáticos



Diálogos sabáticos


El mate inventa una ronda. Va para acá y va para allá. Entre el ida y vuelta aparece una reflexión hecha flexión, un diálogo contenido en un tiempo y espacio distantes que por fin se acercan. Diríase que son un conjunto de reflexiones, de parte de ida, de parte de vuelta, que se van sumando una sobre otra como una torre de manos. Todavía no me pareció que se haya convertido ese pasar en una disputa, en un desencuentro. Quizás nos sabemos amigos y eso hace al entendimiento perpetuo. Pienso que uno primero tiene que ser enemigo para querer pelear. Creo que las grandes guerras de la humanidad no tienen principios o pensamiento que las sustente. Es el odio justo y razonable lo que urde los argumentos. Cuando se es amigo, aunque el otro esté de la vereda de enfrente, uno juega a hacer castillos, y no a derrumbarlos. Nosotros nos juntamos después de un largo período de cada cual por su lado, tomamos unos mates y, en el medio de la ronda, aparecen cierta ida y vuelta de comentarios como manos. Uno larga una idea, el otro la mide a su parecer y le devuelve quizás esa idea más pareja, más armada, más castillo de manos superpuestas. Pero, a diferencia de las filosofías, nosotros no somos intelectuales, ni tampoco ideólogos de ninguna doctrina. Nos gusta la fiaca de los sábados en el río, nos gusta divagar entre pensamiento y broma y así, soltándonos de la rigidez y el rigor de las ciencias, inventamos nuestros modos. Armamos nuestra perspectiva y le damos a cada intríngulis el condimento propio, al antojo de los dioses de lápiz y papel.




domingo, 24 de mayo de 2015

La condena peor es pensarse condenado



La condena peor es pensarse condenado


¿No será que cualquier fatalidad es un conjunto vago de fantasmas? ¿No será que ese mito que los griegos inventaron suma solamente a los hombres el miedo para reservar el Olimpo de algún lío? Es verdad que la gente llora sus derrotas y sus muertes. Pero no por eso habrá que quitarse los ojos. La mirada aunque inconsciente ve la bota que la pisa, ve el sujeto que no quiere que ella sea. Y si Dios ha muerto tampoco hay vivo un destino, ni una ola marina que se lleve pronto el cielo y la tierra de un común. Bastará con ponerse de pie ante la esfinge, bastará con verse al espejo y notar que el poder es como uno, con las mismas manos, los mismos pies, los mismos ojos.




sábado, 23 de mayo de 2015

Con el viento

Con el viento


si por algo es que te quiero
no será tu sangre ni tu tiempo

si por algo es que te busco
no será tu nación ni tu acento

si por algo es que te invoco
no será tu espíritu
ni tu alma
ni fantasmas en la noche

si por algo es que te amara
aunque egoísta sea mi existir
no es por eso que lo hiciese
no es por eso que quisiera

uno va
como trapo al viento
si la vida se lo pide

y si al pasar
el perfume de tu aliento
levanta mi copa de sed
no tengo más jarabe
que olvidarme de mi muerte
y armar valijas besos
valijas de flores
valijas y valijas de mí

para que en un olvido roto
amor sea mi verdad
amor sea mi sueño
mi simple libertad


La lluvia tímida

La lluvia tímida

A veces el cielo coquetea con una idea de aguas torrentosas. Hoy es uno de esos días. Hace una semana que viene amenazando con calor, humedad, nubarrones. Y cuando el gran día elle parece llegar, cuando creemos que se descargará todo el sopor acumulado, sólo unas pocas pobres chispas simulan inquietar la tarde del sábado.

No sabemos por qué el cielo gris negruzco no decide desprenderse como el pronóstico anunciaba. Lo cierto es que hace un rato salimos a la calle paraguas en mano para llegar hasta la plaza y, desde el bar de la esquina sur, contemplar a resguardo esta insignificancia.

La garúa ni siquiera motivó al aire; tieso, cálido, impávido. Pensamos que iba a enfriarse, a moverse con las copas de los sauces, a cambiar de estado. Pero la llovizna así como viene se va y aquella agua anunciada en las noticias de la tarde jamás llega. A cambio, para nuestra sorpresa, las nubes empiezan a hacerse a un lado y vuelve, sin que lo quiera ni lo busque ni lo implore nadie, el mismo sol radiante y casi rojo que hostigó, junto con la humedad del puerto, toda la semana.

Emilce me lo hace notar: "Viste, viste. El tiempo está loco". Yo miro a través del vidrio algo sucio de la ventana del bar y veo como esa resolana empieza a ocupar cada vez más espacio para dar por fin lugar al mismo sol de siempre, el mismo sol de toda esta semana.


viernes, 1 de mayo de 2015

Despedidas



Despedidas

Trona el cielo, ruge el viento, cae la lluvia invisible. Esta noche no podré dormir; iré borrando recuerdos a cada hora.

Cerré definitivamente la puerta por la que podíamos tocarnos un poco las manos, la ventana que daba al jardín . Vendimos los muebles que nos hacían el living, la cocina y la casa para dos; mañana vendrá el camión de mudanza para ver si se puede llevar también la pena. Escucho el agua que cae y la imagino nuestra desgracia, como un barco que se va hundiendo solo.

Si perdimos los ladrillos de aquello que era la construcción del palacio azul, no fue por culpa de ninguno de nosotros los albañiles del amor. Yo entiendo que una cuota perversa de azar se interpuso entre la cal y la arena. Vislumbro también la sospecha de que ese azar te tocó con magia a vos y me tomó de sorpresa, finalmente.

Pero si llueve tanto es porque esta agua negra que nos fundió en el principio de olvido era grandemente necesaria. Todo azar es necesario para este mundo loco. Y ya voy olvidando, ya paso a borrar los primeros registros precisos de la memoria. Cada diapositiva empieza por perder nitidez hasta finalmente blanquearse, pasada por agua.