Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

miércoles, 28 de junio de 2017

El huevo o la gallina





El huevo o la gallina


A mí, ¿cómo decirlo?, no se me ocurren las cosas: en realidad, las cosas son a las que se les ocurre algo de mí; yo no soy el sujeto, sino el objeto. Las cosas me traen a la superficie, me expresan, me ponen arriba de las ideas y construyen mi nombre propio. Yo no soy sino el resultado de muchas operaciones que las cosas hacen para que yo exista. Porque las cosas han sido antes que yo, y de las cosas vengo surgiendo de a poco, concebido como un milagro de todas ellas.



viernes, 23 de junio de 2017

Pintar los muros






Pintar los muros


Qué será de los poetas cuando se derrumben cada uno de los blancos muros advenedizos. Qué será de ellos cuando los sentimientos erráticos, parcos, nostálgicos, apasionados de volver, siempre volver, se derramen al mar en cada ola que se rompe, en cada grano de arena que cae sigiloso entre los pliegues del tiempo y los relojes sin fin. Qué será, me pregunto todavía, de la mismísima poesía cuando estalle en sinfónicas melodías de verdes notas en las partituras de Mozart o Beethoven. Qué será de ella cuando hable ella sola de sí misma, cuando se refugie en el espejo de Alicia, en agua de Narciso. Cuando de bien sabido se encuentre a solas con el Universo extendido en su propio verbo.
Me inclino a decir que mi cierzo y mi bochorno y todo viento susurrante en la clara idea léxica, en cada discurso enrollado, son todos conceptos endiablados de verse uno mismo en la memoria.
¡Quién sepa decírselo a mi madre! Quién sepa escribirlo en su recuerdo: que todo es nada, que nada es todo, que cada mayúscula está de acuerdo a cada minúscula cuyo margen es el secreto.
No hay respuesta ni poesías en un lugar ya lleno, completo y listo. Más vale ir rompiendo lo armado para volverlo a construir.





El lugar de la memoria






El lugar de la memoria


Detrás de la memoria se esconde inadvertida la consciencia de los nuestros. Arriba de la memoria se descubre brillante y subversiva la verdad de los amores. Debajo de la memoria se sostiene con pies de plomo los amigos y los recuerdos. Sobre cada pequeña superficie de memoria se halla plantada una semilla de tiempo y de sol que refleja historia y patria conocidas. Delante de la memoria se presenta una promesa y un futuro, el horizonte donde el mañana amanece a favor de los niños. Al costado de la memoria acompañándola siempre estarán los héroes generosos y los próceres de marfil. En el centro de la memoria está el corazón de los lloran, aman y luchan el pasado, el presente y el porvenir.





martes, 20 de junio de 2017

Simple y sencillo





Simple y sencillo

Sobrio y humilde, sin pompas ni flashes fotográficos, camino sobre la alformbra sucia de tiempo mis ya treinta y seis años. No quiero ser algo grande, ni fama ni eternidad, ni campeón ni el primero, siempre un segundo, una compañía. No alzar la voz para decir una verdad, hablar bajito y con calma lo que haya que expresar. Sobrio y humilde, trabajar barriendo las calles de la vida, limpiando lo que nadie quiere, o levatando tesoros secretos. No esperar ansioso un aplauso, no esperar un reconocimiento; solo ser lo que ha de serse, sin gloria y sin miedo.





jueves, 15 de junio de 2017

hubo





hubo



hubo un lugar donde se apoyaban las cosas, todas las cosas. arriba de ese lugar estaban puestas muy prolijamente todas bien distribuidas, como un glosario enciclopédico o una biblioteca de la municipalidad. hubo también quizá después, nunca antes, un dios que quiso recrear ese lugar, de otra forma y persistencia, darle vida a esas cosas tan equivocadamente prolijas y coherentes, estáticas y muertas. y así fue lo que hoy se conoce, lo que hoy se nos es digno de saber ante nuestros ojos y mentes. el desorden provocado por el dios que no quiere ser otra cosa que desorden, es lo que me implica a pensar que la vida tiene un dejo nostálgico de la muerte, reminiscencia del orden superpuesto, anterior a las vivas cosas en movimiento, anterior a las tortugas y los gigantes elefantes.





filo y contrafilo




filo y contrafilo

A veces pensando y viendo a mi alrededor me doy cuenta que existe más de un mundo y más de una realidad; el mundo está conformado por submundos y realidades diversas, disímiles, mutables o inmutables, necesarias en tanto que pueden ser o son susceptibles de ser contingentes, al mismo tiempo de su rasgo absoluto.

¿Existen verdades absolutas apartadas de la condición humana?
¿Existe una verdad ontológica , un sujeto y un objeto metafísicos apartados y desentendidos de la vida?
¿El conocimiento humano provee una sola verdad, o hay tantos juicios verdaderos como mundos y realidades humanas?




miércoles, 14 de junio de 2017

Un pedazo de adelante






Un pedazo de adelante



Mar

que hiciste de nuestros sueños
un pedazo de adelante

que llevas y traes con bravura
la calma de los pescadores
cuya salada es espuma
y viertes en las plantas de los pies

Mar

que te arrimas hasta la tierra
y bendices sus bordes sedientos

que te inclinas con el sol a medio trecho
dejando la línea que sueña
con las gaviotas
ahí del otro lado del mundo

Mar

que conquistas a corsarios
y destrozas armaduras
veleritos de poca monta
y hasta buques transatlánticos

Mar
sueña
ríe
que el tiempo llegó a su dársena
que no hay más horizonte
al norte de tu abrazo





viernes, 9 de junio de 2017

Tiempo






Tiempo


Para que el tiempo transcurra es necesario el tiempo y nada más que el tiempo. El tiempo es el mismo pasar del tiempo que pasa y hace crecer los naranjos y los jazmines, envejecer los árboles y los hombres, morir para dejar nacer lo que viene después, siempre después. Y es el tiempo a imagen y semejanza de sí mismo, su reflejo perfecto, su espejura insondable. Así es el tiempo. Un tiempo es su ensimismado carácter circular que a la vez es línea; porque el tiempo, solo el tiempo, viene y va, viene y va, siempre más allá y siempre más acá. No nos es dado satisfacer una figura más clara que lo diga entero y de una sola vez. El tiempo se nos escapa y no hay una eternidad más larga y más efímera que su propia condición. No la hay. Hoy casi que estoy cumpliendo mis 36 años, y no encuentro manera más fácil de definir esto que sucede. Pasa y pasa el tiempo. Rueda y rueda la hora, los días, los equinoccios y los abriles. No hay lugar dónde detenerlo o guardarlo para siempre. No hay fotografía que valga la pena. Es el tiempo la clara conciencia de que estamos de paso, arriba del mundo que también tendrá su fin.





jueves, 8 de junio de 2017

Ángel caído


Ángel caído



No es que yo crea en los demonios, en el Diablo o en los ángeles caídos. Sería para mí mucho más sencillo ahora, para entenderlo todo, creer en todas esas estupideces y supersticiones ; pero, vaya a saber usted decirme cómo es que conocí a un Ser tan infinitamente terreno siendo por ello también celestial, como si se hubiera caído de golpe del mismísimo Cielo. Lo cierto es que, ahí, donde me crié, en el Pueblo de Villa Rosa, cuando yo tenía veintiséis años recién cumplidos, vine a enamorarme de una diabla del tamaño de un ángel. Su cuerpo era una infinidad de atributos seductores, su pelo encrespado y rojo hacía fulgurar mis ojos ante su aparición, sus ojos negros encendían mi espíritu y su espíritu… su espíritu era álmico, lo rodeaba una aureola de santidad. La llamé para mis adentros: la Santa Diabla, desde que la vi por primera vez. Era santa y diabla a la misma hora. Cumplía con sus dotes de bondad, y también con la seducción de un demonio a las brasas. Tenía las caderas pronunciadas y su busto era imperdible para los que sabíamos mirarla de frente. Empecé en ese entonces a cortejarla, a ver si me la podía enganchar para mí. Pero en Villa Rosa había unos cuantos hombres bien dispuestos a hacer lo mismo que yo y yo no era el mejor en las artes del piropo. Santiago Porres, uno de los tantos hombres que le arrastraron el ala a Judith, porque así se dio en llamar la diabla santa, tuvo la mala suerte de ser elegido por ella y de caer dentro de sus encantos (corporales y mistéricos). No fui yo el agraciado, finalmente; aunque sí tuve suerte de no meterme con Judith. Dicen que la diabla, angelito caído del cielo, se lo tragó de un beso al pobre hombre, y desde ese momento no se supo más nada de don Santiaguito Porres.