Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

miércoles, 20 de enero de 2016

Madrugada





Madrugada


Aprovecho la intransigente paz de este aún no amanece, para despertar el brillo cantar de un grillo que se esconde entre la hierba. Aprovecho también este tiempo, quebrado, este tiempo sin luz ni relojes dando la hora, en el que mi insomnio perenne ha podido más que el estupor de mi cansancio. Y aprovecho a debilitar las estrellas, como un párpado caído al fuego, y mostrar así el rostro de las buenas intenciones que fracasan, que simulan y yerran hurgando luciérnagas en las ideas. Aprovecho una vez más el calor como vanguardia para una luna que se ve redonda del otro lado del vidrio, y sospecho tus suspiros de noche vendiendo sueños de bosque sobre un camastro azul, pendiente de unas ramas de pino. Mientras todo está en silencio. Mientras todo está dormido.





El río de la Plata




El río


La costa arrastra su espuma como si el río le debiera algo a los hombres; como si ahí, en la humanidad, residiera el sentido y el propósito del agua.
Lenta, la corriente se deja desplazar por el reflejo verde del cielo, dejando una reverberación incandescente en las pequeñas crestas de ola; llevada hasta las márgenes por la alegría incontenible de los niños de la arena.
Más allá, del otro lado, unos veleros erguidos contra el horizonte van buscando la desembocadura, mientras las aves, hambrientas, se dejan caer desde lo alto para cortar la superficie.
Yo lo miro todo desde afuera. Incluso desde afuera de mí. Voy buscando que no se me pegue ese yo; sino una consciencia aparte, capaz de ver lo que mis ojos ciegan.
Verdaderamente es el río, el agua que fluye, la memoria de los afluentes anteriores a esta brisa, quien conquista mi espíritu, quien levanta mi pecho contra el sol y el viento, quien además sabe de mí más que cualquiera.
Lo miro; lo observo con la mirada más clara y más amplia del mundo; y lo quiero, lo quiero por sobre todas mis cosas y por sobre todas mis ideas.
De eso se trata mi río.




martes, 19 de enero de 2016

Yo no busco ser el poeta


Yo no busco ser el poeta

Mi abrazo no llegará a destino.
Serán las palabras amables y pobres
secas y vacías, incapaces, impotentes
las que harán un puente.
Y quién soy yo sino un menudo bastardo
tratando de hacerse el héroe, el poeta roto,
el bibliotecario.
No tengo ninguna punta de lápiz
para ofrecer un lujo nocturno
Ni parva de libros acumulados de saber o literatura
Ni diploma de nada, ni premios, ni medallas
Soy un tonto incapaz de arte
que busca tu reflejo en el agua
Si estuvieras regando las flores
Si vinieras a darle de comer al perro hambriento
Si la distancia se dejara de oponer
a nuestro amado sacrilegio
Entonces no habría por qué ni cómo
Entonces no habría razón 
Entonces sería el amor y no las ciegas palabras.



viernes, 8 de enero de 2016

el capricho de quererte



El capricho

Que el cielo se raje en un solo tajo; y que desde el cielo y de lo alto caiga un ángel maldito. Que ese ángel me apadrine el capricho de quererte; y que nos bendiga el amor, la tierra roja y el infierno de tus labios.
Que el cielo se raje en un tajo y que tu voz llegue hasta mí, bendita de flores. Que un ángel maldito nos bendiga las manos y la herejía de esta nuestra sangre.
Que la tierra se abra en un solo tajo, mostrándonos las puertas del excelente infierno. Que desde ahí empiecen a emerger todos los diablos y que esos diablos benditos nos bendigan también el amor.
Porque en vos he conseguido el beso del cielo, el beso del infierno; porque en vos aprendí las cosas del deseo, las cosas del querer.