Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

viernes, 25 de agosto de 2017

Tiempo de invierno




Tiempo de invierno

Ya no habrá más suceso que un sándwich que se come de cabo a rabo con la boca abierta y manchada de mayonesa. Ya no habrán más minutos de relax afuera de un templo de Buda o detrás del diván de un analista con lentes. Ya no cantará la corista en la terraza. Ni Lola me dará el beso de araña. Ni yo fumaré Gitanes, ni Tania se emborrachará de vino, ni Collado atenderá el teléfono. No. El tiempo se va a detener como una cubetera en el frío polar, arriba de Moscú. Arriba de Siberia. Arriba, siempre más arriba: lo más arriba del mundo probable. El frío. Eso. Así de grande es el frío, tanto así que empequeñezco con un solo soplo de nieve.






Mi sueño pobre




Mi sueño pobre


Se dice a menudo que fue confiada la autoridad de una estrella celeste a los propietarios de los sueños de este mundo; se dice también que los sueños pobres buscan revancha, que su escaso poder de sueño tiene una chispa carmín en el reverso de las cosas, que aunque haya ceniza y un montón de colillas tristes y apagadas también puede que sucedan milagros rebeldes.

Mi sueño es un sueño pobre, echado de una fábrica, con una estrella en sus pupilas brillo, de tanto haber lamentado su condición. Mi sueño es ese pobre sueño muchacho que levanta su mano para alcanzar esa estrella carmín, entre la ceniza y el viento que bambolea las copas de los sauces llorones, su vida de barro y calle sin luz.





miércoles, 9 de agosto de 2017

El pájaro cielo




Nací argentino; lentré al mundo por este lado. Y qué le voy a hacer si tomo mate, me gusta el río, a veces digo lo que pienso y hago siempre lo que hago. No voy a decir mucho; ya hace tiempo que me callo, pero también te digo en el justo lugar y en su justo minuto lo que demanda y bombea el cuore, lo que dictan las entrañas, lo que me llevan los dedos y sus tendones. Y hoy vengo a decir que un pájaro color cielo revolotea en mi cabeza. Un pájaro color cielo. Un cielo color pájaro.



jueves, 3 de agosto de 2017

El otoño para el invierno y el invierno para la primavera





El otoño para el invierno y el invierno para la primavera



Si él buscara el sentido hacia un dónde su destino y fijara y apuntara esa proa loca hacia algún delante de sí, entonces sería un día de otoño.

Zarparía con el sol en los ojos hacia un horizonte persistente, temerario, jamás sabido, jamás plan, rumbo a un todo azar y una deriva infinita. Pero ese sol pegándole en la cara iría como una desilusión plegándose al mar, y entonces la noche empezaría a reinar el miedo. Cuando se desparramara la oscuridad y una tormenta de sal viniera a su encuentro para enceguecerle la vista, sabría que los golpes del agua en su barca darían comienzo a su naufragio.

Miedo de no haber sido, miedo de no ser, terror de no saber si será: nadie de nada.

Nadar, nadar en la tormenta, perdido en la sombra de mundo. Flotar, para no hundirse. Y es invierno, donde sea que se encuentre. ¿Hacia dónde nadar aguerrido? ¿Hacia dónde la isla de una historia?

Sobrevive. De pronto entre las aguas una luz brumosa titila en algún punto de su vida, alguna tibia esperanza lo levanta. Otro barco se acerca, y es ahora primavera.