Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

jueves, 10 de marzo de 2016

Ciego por el fuego




Soy crudo, y no sé si veré la luna. A mí me trajo una sirena, o un rollo: no sé bien cómo contarlo.
El cielo era de un azul francia y las nubes, amarillas, desembocaban hacia el horizonte. Nací, vine al mundo como sin sal, sin una sola pizca de sal. Todos los humos, desde el incendio, me vieron haciéndolo solo. Todo solo. Encendí los fósforos y el queroseno: fui piromaníaco, tasador del calor y del fuego. Al rato, todo estaba gris y quemado; todo quemado como yo. Y todavía sin sal ni palabras; qué decir...
Me incliné en las cenizas, moldeé con mis pobres manos una luna sin sombra; la puse en la oscuridad; la hice brillar. Aun así --lo sé por otros-- no la veo, no la puedo ver: tengo los ojos muertos, incinerados, malgastados de tanto querer ver el cielo que me trajo.



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