Cuadernito Gloria
Blanco. Así, todo blanco y sin mancha. Arriba, ni una sola y mísera idea; abajo, todo papel, y esos lapicitos negros que gastados ya están de tanto círculo y cuadrado, de tanto me quiere y no me quiere, de tanto rayar la conciencia en el papel del cuadernito Gloria. No se me ocurre nada. La birome ya intentó ponderar una historia, un suceso, un relato mínimo, algo que contar. Pero no: me voy de la tinta azul a esos lápices negros a tratar de dibujarte la cara con circulitos pastosos y geometrías sensuales. Nada se me irá a ocurrir en esta noche de desvelo. Los poemas abollados descansan en el tachito de basura; las historias también se acomodan en ese lugar estratégico donde todavía no se publicará un solo argumento. Y vos me venís a la memoria, con tu carita de luna de noche, de trasnoche insomne que me quita el sueño mientras yo intento decirle algo al cuaderno Gloria.