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viernes, 20 de octubre de 2017

La fiebre en el alma







La fiebre en el alma



A veces agarro el insomnio, tal una fiebre furibunda, enfundada en la primera infancia, de más de 39 grados centígrados, como marcaba en aquel entonces mi viejo termómetro de mercurio cuyo vidrio contenedor he roto millones de veces. Pero esta vez no es la fiebre la que me mantiene en vilo ni tampoco un recuerdo de aquellas madrugadas inhóspitas, cargadas de letanías y pilas de libritos amarillos que no se dejaban leer a causa de mi estado. A veces, agarro el insomnio. ¿O será que el insomnio me ha asido por un costado, tironeándome la oreja izquierda y trayéndome a este otro sitio de la noche cuando todos duermen menos yo? El insomnio es definitivamente una fiebre sin cuerpo, una fiebre cuyo calor crepita no en el organismo, sino en el alma.



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