Voy a nombrarte, poeta del plenilunio, para que inspires a este vástago bastardo, que pendiente está cual refugiero en la montaña. Voy a acudir a tu nombre y tu seudónimo y voy a esperar tal sereno en una calle desierta, para que tu luz refulgente me alivie la pena y acaricie mi instinto discípulo, mi coartada de amor y mi cielo de noche.
jueves, 25 de enero de 2018
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