Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

domingo, 27 de octubre de 2013

Atardecer




El occidente pone al sol sobre su margen última como a un niño en una cuna de agua. Allá, del otro lado del río, del otro lado del mar, del otro lado del mundo, del otro lado de mí, allá el sol se escapa de mis ojos y no puedo retenerlo con mis manos, ni tampoco arrancarlo del cielo para llevarlo en mi bolsillo o volar a él, como una gaviota, y zambullirme en su fuego ¿Qué será del sol ahogado en las aguas infinitas del abismo? ¿Resurgiré para verlo de nuevo? Éste quizás sea el último ocaso. La noche se atisba en el horizonte, las primeras estrellas comienzan a dibujarse en esa inmensa pared celeste. El sol se ahoga de a poco en ese espejo de agua que puede ser el mar, que puede ser otra cosa. Sus últimas manifestaciones son colores naranjas, rojos y verdes. Un pequeño arco iris asoma como última luz. Mi sombra es larga y yo tan pequeño como una estrella.


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