La noche se
hizo para el vuelo nocturno de una diosa sin nombre. Su par de alas azules
reflejan la luz de la luna. Estrellas fugaces le adornan la cresta con corona
de guirnaldas y laureles de oro le encienden la sien. Sobrevuela en la
atmósfera de mis pequeñas ilusiones y le rezo mil versos y canciones. He parido
una divinidad y creo en lo que creo con mis propias manos: he levantado el
oráculo y puesto una imagen diminuta de la hermosa voladora, la misma que parí
entre dedos e ideas. Otra fe ha caducado: la esperanza de palabras vacías y
eternas nadas sacramentales me reivindicó sobre mí mismo, y entonces fui
demiurgo, profeta, testigo; creador y creación al mismo tiempo que se separa
del cielo, sin embargo, y ruega sin nombre las palabras azules.
domingo, 20 de julio de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario