A veces, ni el fin ni el precio de lo justo es el bien o la
verdad. La guerra de sangres no se justifica por más argumento lógico,
ontológico, teleológico o místico que intentemos darle a nuestras batallas
armadas. La muerte jamás es heroica. La muerte es simplemente eso, final de
toda posibilidad. Aniquilación y fundamentalismo.
domingo, 20 de julio de 2014
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