Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

sábado, 18 de octubre de 2014

Mi literatura



Pienso -quizás sigo pensando, no por convencido sino por la inercia de otras voces que caen sobre mí como el agua a cuentagotas- que debería (¿debería?) ponerme a escribir una novela bien armada o algún cuento redondo como un reloj. Hasta ahora, lo que me sucede son –no sé realmente como nombrarlos, con qué categoría literaria hacerlos emparentar- textos a los que varias personas de mi entorno han llamado “misceláneas”. Un profesor una vez dijo que las misceláneas eran algo así como un género del no, del no género. ¿Género degenerado? No. Nos dijo a mí y al resto de la audiencia, en resumidas cuentas, que se trataba de la categorización teorética literaria en la cual iban a parar todos los textos que no encajaban en ninguna de las especificidades que establece la literatura o, mucho mejor dicho, lo que la teoría de la literatura todavía no logra encuadrar. Sin embargo, y por eso pienso en el fondo que lo que escribo no se trata simplemente de eso, sino que se remite a la creatividad literaria liberada de esas etiquetas, estoy convencido – y es mi contra argumento- que la teoría no inventó los modos o el qué de la literatura, sino que la cosa fue al revés: vino la literatura, vinieron las formas del arte en su conjunto, la inmensa y diversa invención que combina ideas y palabras y, al rato, después, como ciencia, la observación teorética midió la creación y puso pautas y consignas. Claro, me dirán seguramente que después, sólo después, la cosa empezó a mezclarse y ahora no se sabe bien que está primero, el huevo o la gallina. Yo insito que la literatura se inventa y, por lo tanto, los géneros también. No me interesa, para nada entonces, hacer caso omiso a decálogos y consignas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario