Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

viernes, 3 de octubre de 2014

Regreso



Emprendí, de a poco, mi exilio. Me fui yendo sin despedirme de nadie, sin dejar una esquela siquiera, pero sabiendo que iría a volver con todo mi equipaje al hombro. Comprendí que el exilio era un tiempo útil y necesario, que sería algo así como un tiempo guardado en un baúl al fondo de todo, donde están las utopías.

Consideré, en ese momento, y considero ahora que la utopía es solamente en tanto que una posibilidad de ser que se reviste de las circunstancias más adversas, las impedancias más represivas, transformando esa posibilidad de hecho en una latencia bien guardada en el fondo del baúl. Y el exilio, el silencio a fin de cuentas, no es otra cosa que ese baúl lleno de utopía.


Pero todo acontecimiento maduro necesita revestirse, sin embargo también, de regreso. Toda posibilidad debiera pasar por un exilio, un silencio, un tiempo nulo; pero, además, por su regreso, su desembarco. Poder volver y decir con toda voz que el cofre ya está abierto.   


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