Si no fuera
porque a través de tu luz veo el mar y la arena, porque veo el cielo, la casa
florida y el patio con sol, ahora tendría todo el invierno, un frío azul y
enorme tristeza. Pero tus pupilas trajeron un poco más cerca el trópico, todas
las flores y alguna canción. Si no tengo tus manos con las mías es porque las
quiero ver sobrevolar los jardines y las plazas, los balcones, las terrazas;
posarse en alguna maceta y volver batir el aire de tu ansiosa y loca libertad. A mí, a mí buscame en la ventana, orificio del
mundo, pequeña ilustración de marco abierto donde se acodan los sueños. Yo soy
como un brillo perdido, rebote de luz que la luna dejó en pleno día. Ya no
tengo serenatas. Todas esas dulces estrofas se perdieron presas buscando tu
corazón entre los senos. Y ya sabrás que estoy loco: tu primavera me enciende y
las luces jamás se apagan.
miércoles, 1 de octubre de 2014
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