Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

martes, 3 de marzo de 2015

Mate a solas



Mate a solas

La mirada fija hacia un punto enmarcado que da a la calle, un punto verde aguachento y opaco, paraíso mojado de la vereda de enfrente para los días nublados de este marzo gris. Una mano en el mate, calabaza, pedazo de hueco que el vacío infinito deja en una porción de sí para la hoja triturada y polvorienta, limitada y sabrosa, amarga y sabrosa; la yerba también verde que se hincha poco a poco a efectos del agua calentada sin hervor. Y entonces cebarse unos amargos, cumplir con el acto solemne de acercarse la bombilla a la boca, de chupar y tragar esa sustancia tan similar al pensamiento, que no es yerba ni es agua, ni tampoco mi saliva: un producto de tres elementos imprecisos. Me nutro, es como vitaminas, igual que aquellas personas que rompen el silencio para decir una verdad. Me nutro y pienso más de prisa y más justo. Y pasa media hora y sigo pensando, diciendo en mi interior una música candente que se sirve en mi cabeza de las ideas chisporroteantes. Me acompaña, el agua va entrando de a sorbos y va llenando mi estómago o mi cabeza, no lo sé. Pero me acompaña hasta olvidarme de mí mismo. De pronto lo veo pasar por el punto enmarcado y verde, un pájaro veloz cruza la ventana, cruza mi discurrir interior y me despierta como de un letargo. Quizás un zorzal o una paloma, no sé: ha pasado tan pronto que no logró plasmar en mi memoria su cuerpecito de ave. Tal vez haya sido un pedazo de diario en el aire y arrastrado por el viento que ahora mueve la copa del paraíso. Pero no importa en absoluto si fue un zorzal, o un plato volador. La verdad es que me siento despierto, como salido de una cáscara, un útero o limbo que me crío por un tiempo indefinido en esta mañana aguachenta y opaca. Tengo esta vez la seria conclusión de haber sido un producto insustancial, lavado y de cuatro palotes flotando en la superficie de la nada insípida y que todo el sabor profundo que trae el mate ha sucumbido ya con ese vuelo cruzado en mi ventana. Vuelvo sobre mí y me acuerdo de una amiga desnudándose para darme algo de amor y sostén, pero que en este tiempo ya no está, ya se fue de acá, de todos mis aquíes y estoy solo, con este mate frío e inservible, tratando de que un pájaro me devuelva la calma inmortal.



No hay comentarios:

Publicar un comentario