Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

domingo, 24 de mayo de 2015

La condena peor es pensarse condenado



La condena peor es pensarse condenado


¿No será que cualquier fatalidad es un conjunto vago de fantasmas? ¿No será que ese mito que los griegos inventaron suma solamente a los hombres el miedo para reservar el Olimpo de algún lío? Es verdad que la gente llora sus derrotas y sus muertes. Pero no por eso habrá que quitarse los ojos. La mirada aunque inconsciente ve la bota que la pisa, ve el sujeto que no quiere que ella sea. Y si Dios ha muerto tampoco hay vivo un destino, ni una ola marina que se lleve pronto el cielo y la tierra de un común. Bastará con ponerse de pie ante la esfinge, bastará con verse al espejo y notar que el poder es como uno, con las mismas manos, los mismos pies, los mismos ojos.




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