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martes, 25 de agosto de 2015

ensayo





Ensayo: Dos paraguas abiertos y un macaco chillando a lo loco


Hay días en que los sueños se hacen realidad. Pero, también, y a la inversa, hay días en que la realidad se hace un sueño.


Para la primera opción tenemos, cantidad considerable de casos y variantes, tantas circunstancias que podremos hallar un enorme conjunto de ejemplos, de bibliografía, de hipótesis, de conclusiones más o menos resueltas, un panorama conceptual relativamente vasto para lo que se refiere al tema, que no ahondaremos en ello. Sólo mencionaremos un-sueño-hecho-realidad para oponerlo a los casos menos frecuentes y de los cuales nos iremos a ocupar a continuación. Estamos refiriéndonos esencialmente a los tipos la-realidad-hecha-un-sueño.


Primero nos ocuparemos de los diferentes campos en los que se le puede llegar a cumplir el fenómeno en cuestión. Valga redundar en que la más de las veces sucede que la realidad es realidad, que el sueño es sueño y que, suplementariamente ocurre o puede ocurrir que los sueños se trasforman en situaciones cotidianas. Imagínese lo que queda de campo libre para nuestro asunto, las realidades hechas sueño. Es, en verdad, un tema difícil de tratar, pero no por eso imposible.


Trataremos de empezar de manera estructural y sintética. Volcaremos a priori  las categorías de la-realidad-hecha-un-sueño a los casos particulares. Primero armaremos el marco conceptual y después, hasta donde podamos, nos dedicaremos a ejemplos y casos específicos. La función de nuestros intentos es poder dar algunas reglas que se adecuen a cada situación poco común.


Postularemos, para nuestra hipótesis, los siguientes conceptos estructurales que hacen estos fenómenos ocurrentes y escasos se den, que estas mínimas situaciones realidad-sueño confluyan.


 La primera a nuestro entender es la propiedad mental del hombre de la imaginación. El hombre tiene gracias a esta cualidad virtual la posibilidad motora y real de llevar a cabo una proyección en el espacio y en el tiempo de tal forma que lo imaginado, lo vislumbrado, lo concebido interiormente, puede llegar a ser una realización factual, una creación, una naturaleza nueva.


El siguiente concepto estructural, constitutivo del andamiaje hipotético del cual se verán funcionando maquinalmente los casos particulares, se lo puede distinguir como un conjunto marco de conceptos más pequeños cuyo aporte se los debemos al surrealismo. Nos subirnos a esas espaldas para poder dar cuenta de nuestro fenómeno en cuestión: la realidad-hecha-un-sueño.


Pero para ahondar mejor en tema nos es necesario hacer un recorte del surrealismo y dar a conocer unos pocos aspectos en los que nuestro movimiento y el movimiento lucitario como patrón han impulsado desde hace más de veinte años.


Unos de los aspectos del surrealismo que nos convoca, a nuestro entender y desde la óptica lucitaria, es la utilización en masa de artilugios y temas paradigmáticos, de situaciones donde confluyen lo onírico con la cotidianeidad a la manera de collage y, como el lucitarismo propone (nosotros nos sumamos a ello), el uso indiscriminado de posibles e imposibles en un mismo plano, o posibles y posibles puestos en juego de manera tajante. Con esto queremos decir que, dados dos posibles correspondientes a un escenario distinto cada uno, se los puede llevar y superponer en una misma situación o escena y hacerlos funcionar de una manera arbitraria, no natural.  


Entonces, en resumen, tenemos dos aspectos fundamentales para la formación del fenómeno una-realidad-hecha-sueño. Primero, la imaginación; segundo el surrealismo interpretado por el movimiento lucitario en sus conceptos de situaciones paradigmáticas, collage y arbitrio escénico.



Ahora, llevemos a ejemplos prácticos toda esta estructura expuesta hasta aquí. Tomemos de la imaginación un mono africano, un macaco de algún sitio de la selva africana; encerrémoslo por el momento en una jaula y trasladémoslo a un escenario vacío. Tomemos ahora también de la imaginación dos paraguas de cualquier ciudad con lluvia, quitémosle a dos transeúntes el paraguas que llevan en sus manos. Bien, ahora, otra vez por translación llevémoslo al escenario donde está el mono (ahora el mono chilla a lo loco). Pongamos los paraguas ahí. Bien. Listo. Hemos concluido nuestro trabajo.






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