Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

lunes, 24 de agosto de 2015

las manos




Las manos


No me pregunten mucho por qué; soy los árboles recién podados, esas especies altas y lustrosas que recortan el espacio con sus recias, retorcidas e implacables ramas desnudas, pasadas a motosierra aquí y allá; como si fueran garras que se levantan desde el infierno; como si fueran un manotazo de ahogado, de gigante vivo y enterrado intentando salirse en un gesto abrupto, en un acto último de golpe de boxeo a la superficie y a la altura, irguiéndose, desafiando el silencio, la ausencia, el olvido; monstruos tapados por la tierra buscando manifestarse en esa presencia infinita que fue nombrada como alameda , sauzal  o simplemente plaza de invierno, sin sombras.

 Repito: Soy los árboles, abúlicos, tullidos, quietos y sin hojas. Espero con paciencia los días largos, el reverdecer de mis yemas dormidas, los nidos y las aves, las flores, los aromas, los niños trepándose a alguna rama. Pero en invierno, en un invierno como éste es difícil no ser esas manos que se asoman desde la tierra como tratando de salvarse, de rogarle al cielo un poco de calor.







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