La poesía
Es un oficio. No creo que sea algo absoluto como un logos o como una naturaleza o condición, sino más bien un trabajo constante pero como las olas: a veces en la cresta, a veces en la espuma. Yo creo en los tiempos del poeta, no en su eternidad; tiene muchos momentos. Lo que sí, no depende de la edad, ni de la trayectoria del productor, sino de dos coordenadas básicas: la inspiración (una suerte aleatoria) y el esfuerzo (una constante). Y hay momentos buenos y momentos malos; porque no se es poeta cuando se está dormido, cuando se juega al tenis o a la pelota. Se es poeta cuando se escribe, cuando se está en la razón de las palabras que hilan los versos, cuando se suda la figura retórica, la licencia poética, las rimas y las métricas.
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