miércoles, 11 de enero de 2017
El sueño que no viene
El sueño que no viene
Cada vez que cuento porotos para poder dormir, que doy vuelta la almohada, el colchón, el sueño que no quiere, cada vez que el insomnio me visita y yo cierro las cortinas y las ventanas, cada vez que no duermo por culpa de algún mandinga suelto, yo rezo tanto, con un pedazo de sábana cual un monje benedictino. Pero los rezos son tan variados que tengo tantos dioses como porotos, tantas súplicas como estrellas de magrugada, tantas vueltas en la cama como trompos tiene un día. Y es ahí, en la cama, en ese espacio de tiempo y lugar donde se reúnen todos los credos, todas las esperanzas, todos los bostezos.
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Bella interpretación de los todos en un solo lugar.
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