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Aquí la tierra se funde con mis manos

sábado, 3 de febrero de 2018

La calma




La calma

La calma se está echada como alrededor de los nísperos viejos del fondo, colgada sobre una hamaca donde se estila ver hacia arriba las frondas, entre verdes y doradas, de un cielo hecho de paz.

Entre suspiro y suspiro la felicidad se va acoplando como una enzima a la mismísima calma, obteniéndose así un producto casi igual a la infancia.

Si la miro de reojo me sonríe con su corta edad, y me saluda cómplice, igual que me estuviera viendo en un espejo de agua y me reconociera años atrás.

Son ambas, felicidad y calma, proyectos esenciales de mi vida: todo lo demás sería examen, prueba y juicio: te miden el cuerpo y el alma como si fueras un reloj desarmado.

La hamaca, el cielo abovedado de los nísperos, mi cuerpo tendido, la calma. ¿Qué más quiero? El trino de los pájaros me llama.



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