Yo fui una palabra pautada por un duende. El tiempo devino
en cuerpo mi nombre a través de su magia. Luego mis ideas fueron también
palabras que quise transformar en cosas. La alquimia de años y años me hizo un hombre tenso y oscuro. Me redimí a la locura de estar solo en
esta torre fumando hierbas que un amigo perro me alcanzaba entre sus fauces.
Aluciné con pájaros sin nombre volando alrededor de mi abismo. Y una noche de
tormenta encontré la magia. Una idea tomo cuerpo y se hizo cosa. Ahora el león
tiene hambre y debo alimentarlo todos los días.
domingo, 1 de diciembre de 2013
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