De vez en cuando cabe la ocasión para pensar en la
inmortalidad de los cangrejos. Todos los cangrejos, sin excepción,
transcienden, después de su estadía en esta playa, y van a parar del otro lado
del mar. Habría que preguntarse cómo es esto posible. Después de un ajustado
razonamiento se puede llegar a dicha conclusión a través de un método sencillo
y fenomenológico. Pero para qué llenarnos con teorías y procedimientos
cartesianos. Tomemos como punto de partida la conclusión, de modo de ahorrarnos
un esfuerzo mal pago cuando se piensa en vacaciones y en los cangrejos
infinitos alrededor de la arena.
lunes, 2 de diciembre de 2013
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