Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

sábado, 8 de febrero de 2014

Razones del blog y de mi escritura



Cualquiera tiene un blog y yo soy uno de esos cualquiera. Las visitas, las mal llamadas visitas que son, en realidad, personas de distintas partes del mundo (todavía no me lo explico), entran a mi página, o por causalidad, a través de alguna palabra clave, o porque me conocen mucho, poco o más o menos. Este último grupo, los que tienen la gracia o la desdicha de conocerme, a lo mejor con la sensación que obliga el compromiso tácito, a veces dejan un comentario. Siento placer al leerlos. Mientras tanto yo sigo siendo un cualquiera de tantos que hay en la red y que decidió ponerse un blog quizás porque pensaba de sí que era bueno escribiendo o, mejor y más probablemente, que el hábito de llevarlo adelante, junto con una lectura paralela y anónima, lo haría, no digamos más capaz o experimentado dado que es una obviedad (cualquiera que practica un ejercicio se fortalece en lo que hace), sino más feliz. La felicidad no es una cosa fácil de entender, menos de descubrir. No digo que la encontré, mentiría, pero mientras escribo me siento o creo sentirme feliz. Tal vez hacer esto es un aditamento narcótico que distrae mi atención de las penas y los dolores, o por ahí, y ojalá sea eso, una manera de meterme con el mundo y hacerme cargo de lo que quiero ser en él.


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