Buscar y encontrar

Aquí la tierra se funde con mis manos

martes, 21 de abril de 2015

El precio



El precio


El mundo se ha confabulado contra lo áspero, contra lo irregular, contra los baches de esta nuestra calle. Y es muy costoso buscar una lámina perfecta, un edificio vidriado como un cielo aparte. Entonces cada contraste, cada migaja tirada al suelo, cada vaso que se rompe, es un sinónimo de podredumbre, y de vicio; las gaviotas ya no cantan; es el gallo de las cinco cacareando para nosotros. Vamos buscando un deseo de un vecino imaginario, y corremos durante todo el trayecto queriendo ese sueño, pero seguimos rompiendo cristales, hiriéndonos el costado y sangrándonos con clavos cada libertad.


Si se  pensara el cielo azul, las divinidades, las cosas, el tiempo, como un domingo a la tarde o una garrafa que se acaba; si se pensara que el amor es también ese sitio donde las flores se abren un día y se cierran el otro, sin una razón trascendental o inmanente que la depure de las esquinas y los zócalos sucios de tierra; si se contara con que las ideas cada vez más lejanas y limpias como un círculo eclipsan la luna terrón de las verdades que realmente queremos y apagan las estrellas sensibles de los dioses cojos, entonces quizás, nosotros, nuestra vida, la vida humana en general, sería, y sería todo esto, una cuestión menos suicida.


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