jueves, 22 de octubre de 2015
Decir
Hablar
Voy despacio haciendo entrar, desde la mente hasta mi boca, la idea. Ahora, tengo adentro, metidas entre los dientes y a lengua, las palabras. Todas ellas desordenadamente ubicadas entre los espacios bucales invisibles, como agua sucia colmándome la boca. Y entonces, decido entonces, escupir un chorro, una expulsión líquida y turbia de todo eso que pienso, de todo eso que me pasa, que siento, que vivo y me vive, desde adentro y para afuera. Y no sé cómo, cómo pasa, que todo eso se resuelve y se ordena, se ordena y se justifica, se limpia y se pule, mientras se desprende de mis labios; es como si el aire jugara con ese rompecabezas y me lo armara a mí y a quien me escucha del otro lado de la mesa.
sábado, 17 de octubre de 2015
Importantes preguntas
IMPORTANTES PREGUNTAS
Me pregunto. Simplemente me pregunto. Ahora, ahora hay
preguntas que me estoy haciendo, de difícil respuesta o resolución. Por
ejemplo, me pregunto, y sigo preguntándomelo todos los días, todas las horas,
minuto a minuto: ¿qué -queridos amigos; y a vos también, mascarita; en realidad
a todo el mundo-, qué sentido tiene (o tendrá), o qué sentido tienen todas
estas preguntas, o por qué han de tener sentido cuando nadie nos obliga a
preguntar por qué, cómo, cuándo o para qué? Porque -lógico-, uno viene, desde
hace tiempo inmemorable, preguntándose, como es sabido para todo el género
humano, qué rayo nos parió tantas preguntas, por qué carajo existimos,
preguntones. Pero no me vengan ahora a decir que somos el animal de la
pregunta; somos -entre tantas cosas- eso, y mucho más... Aunque, desde luego, por
principio, preguntones. Y por qué esto. Y por qué aquello. Y para qué tal o
para cuándo cual. Y así la ciencia y la filosofía. Y así el progreso y las
ideologías. Y así el arte, la música, el amor. Esto somos; cosa rara si las
hay. Más acá de la razón y el lenguaje, más acá de las leyes, el rito o los
símbolos. Más acá de todo; preguntas. Insoportables preguntas.
miércoles, 14 de octubre de 2015
Me hace falta un poco de rock
Me hace falta un poco de rock
Yo sé de una verdad que se tapa con números. Todos los días. Me puse muchas veces a recordarla, a tratar de hacer memoria de esa historia negada, de esa verdad escondida debajo de una pila de libros de economía, de sociología, de anatomía. Las matemáticas y las estadísticas han tirado paladas de tierra arriba de ella. Y mirá que también sé de ciencias como la psicología, la pedagogía, la antropología, que participaron en ese entierro. La historia, la política, la filosofía. ¿Qué habrá más tarde cuando la tierra sea un coscorrón? Si no fuera por las hadas y los dragones, si no fuera por la auténtica sonrisa que me derramaste esta mañana, ¿qué sería de este mundo entre números verdes y números rojos? Extraño los tomates con sabor y el cielo diáfano, sin esos humos, sin esas parcas. ¿Cuándo gobernará el canto? Me hace falta un poco de rock.
lunes, 12 de octubre de 2015
La dicha
La dicha
Es hermosa y prohibida, pero uno sucumbe en la fruta del árbol; quizás sea la auténtica dicha, la más negada, la más alta y jugosa, la más terrible y prohibida.
El Edén se nos cierra y lo perdemos; Dios, el demonio, o el capitalista (qué más da si son todos dueños) ya nos cierra las dos hojas del portón. Hemos perdido el cielo y el garitero nos vigila.
Es hermosa y prohibida, pero ha de robarse toda para sonreír con verdad.
Y verás, y veremos; la vida tiene su pulsión, su verso, su derecho. El pecado es cosa nuestra, versión de libertad y sentido de existencia.
Robate la dicha del árbol; ahí somos nosotros mismos.
A la orilla
A la orilla
En octubre, el sauce ha reverdecido; relucientes, sus ramas vuelven a ser suyas. Las puntas, las hojas últimas, rozan serenamente el agua del río; una brisa suave las mece, y es esa misma brisa la que ahora me toca la cara. Los veleros, erguidos sobre el horizonte; ahí, en la línea recta donde el cielo viene a buscarme, ahí están, ahí reservo mis sueños, ahí, en el reverso del mundo, del otro lado de las cosas. Y las estelas, los pequeñísimos brillos que se enciende y se apagan – párpados abriéndose y cerrándose-, sobre cada cresta de ola al sol, me enceguecen un poco, me encandilan un poco, como aquel recuerdo de tu boca, como aquel recuerdo rojo, imposible de olvidar. Las aves chillan y pasan, surcando el aire espeso de la mañana; parecen traerme al paso una fantasía, una construcción imaginaria, donde vos volvés por este ancho río embarcada en una balsa grande, colmada de flores y manos de barro.
viernes, 9 de octubre de 2015
como pájaros
Como pájaros
Si no tengo tus manos con las mías, es porque las quiero ver sobrevolar los jardines y las plazas, los balcones, las terrazas; posarse en alguna maceta y volver a batir el aire de su ansiosa y loca libertad. Y a mí, a mí dejame solo en la ventana, orificio de mundo, pequeña ilustración de marco abierto donde se acodan los sueños y las nostalgias. No me persigas, no quieras venir a verme: prefiero que nos tratemos como esas estrellas equidistantes, que brillan en la noche sin saberse la una de la otra, pero haciendo destellar con su luz las pupilas de la tierra. Serás vos y seré yo, surcando la distancia del amor con la las alas libres y eternas de un sol derramado.
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